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Una pequeña parcela en Nueva York esconde una historia fascinante

En una ciudad famosa por los rascacielos como es Nueva York, hay un símbolo de rebeldía que se puede encontrar en plena calle, frente a una tienda de cigarros en Greenwich Village, en el sur de Manhattan.

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13 JUN – “Obviamente no es la Estatua de la Libertad, pero para los neoyorquinos es una pieza que aman y atesoran del paisaje urbano”, dice Andrew Berman, presidente de la Sociedad para la Preservación Histórica de Greenwich Village.

En esa zona, sus encantadoras calles bordeadas de piedra rojiza no siempre cumplen con el sistema de cuadrícula uniformado de la ciudad. De hecho, tres calles chocan al azar en el número 110 de la Séptima Avenida Sur.

A simple vista, es una intersección de Nueva York sin complicaciones. Los taxis amarillos pasan frente a un Starbucks delante del Village Cigars, con el One World Trade Center más al sur.

En una ciudad donde los ojos naturalmente miran hacia arriba, es interesante notar un pequeño mosaico triangular en el pavimento, casi a un metro de distancia frente a la tienda de cigarros.

Hecho de azulejos blancos y negros desgastados, el triángulo mide menos de un metro cuadrado y dice: «Propiedad de la familia Hess que nunca se ha utilizado para fines públicos».

Se trata de un mensaje críptico que alude a una historia que “ha llegado a encarnar la lucha por la propiedad privada en esta zona”, continúa Berman.

Greenwich Village siempre ha sido un poco diferente: “Progresista, dinámica, con visión de futuro”, describe Berman.

A finales del siglo XIX, el vecindario se había convertido en una de las zonas con mayor diversidad cultural de la ciudad. La vista de este lugar, en 1910, debió haber sido muy diferente.

La Séptima Avenida, que hoy se extiende a lo largo de Manhattan, terminaba casi un kilómetro y medio al norte de Greenwich Village, y sin el tráfico que trajo la concurrida vía, el área era más tranquila e íntima.

En el lugar donde se encuentra el triángulo críptico, en 1907 , había un edificio de apartamentos construido por David Hess, de Filadelfia, quien había muerto tres años antes. Los mapas de fines del siglo XIX marcan el edificio con el nombre Vorhes , así como su número de lote, 55.

El «Triángulo de Hess», es un símbolo de rebelión en la ciudad de Nueva York y se puede encontrar fuera de una tienda de cigarros en Greenwich Village (Olivier Guiberteau /)

El comienzo del siglo XX fue una época de cambios dramáticos en Nueva York.

La recién inaugurada Penn Station, con su túnel ferroviario bajo el río Hudson , llevaba un gran número de pasajeros directamente al corazón de Manhattan.

Se tomó la decisión de ampliar tanto la Séptima Avenida como la línea de metro que se extiende hacia el sur para mejorar las conexiones de viaje entre el sur de Manhattan y el centro de la isla, los dos sectores comerciales más importantes de la ciudad.

Un artículo del diario The New York Times de octubre de 1913 informó que 253 estructuras calculadas demolidas para dar espacio a la avenida. Uno de los programados para la destrucción era el edificio Vorhes .

La ciudad de Nueva York había promulgado una orden de «dominio eminente» ( expropiación ) dentro de la Quinta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que dice que «el gobierno tiene el derecho de tomar la propiedad privada de alguien para fines públicos», como la construcción de calles o escuelas, explica Jonathan Houghton, abogado de Goldstein Rikon Rikon & Houghton PC, en Nueva York.

Enojada por lo que consideraban un exceso, la familia Hess se plantó y se negó a vender.

Durante los años siguientes, la familia luchó contra la orden, pero “detener una expropiación en Nueva York es extraordinariamente difícil”, dice Houghton, y en 1913 la familia Hess había agotado todas las vías legales.

El edificio de apartamentos fue demolido poco después y la extensión de la Séptima Avenida finalmente pasó directamente por donde había estado el lote 55.

Ese debió haber sido el final de la historia.

A principios del siglo XX, la Ciudad de Nueva York promulgó una orden de dominio eminente para extender la Séptima Avenida a Greenwich Village (Olivier Guiberteau /)

Pero si se observan los mapas de la ciudad a partir de 1916, es posible que se pueda distinguir una pequeña mancha triangular que quedó del lote 55.

“Un punto que a menudo se pasa por alto es que quedaron muchos lotes pequeños e irregulares después de la destrucción y el ´Triángulo de Hess ‘era el más pequeño”, dice Berman.

Por supuesto, el edificio ya no estaba, pero un error en la inspección significó que una parte del lote 55 había sobrevivido, y aún era legalmente propiedad de la familia Hess.

Lo que ocurrió a continuación no está del todo claro.

¿Batalla ganada?

La historia oficial dice que al darse cuenta del error, la ciudad solicitó a la familia Hess que donara la pequeña parcela, asumiendo que un pedazo de tierra tan pequeño no tendría valor comercial.

Pero una vez más la familia Hess se negó. El caso volvió a los tribunales, pero esta vez los Hess ganaron y se aseguró su derecho sobre el pequeño triángulo.

Sin embargo, un artículo publicado en The Philadelphia Evening Ledger el 29 de julio de 1922 contradice esto, informando que el año anterior la ciudad de Nueva York había pedido a los Hess que pagaran los impuestos a la propiedad acumulados sobre la porción restante del lote.

Pero Frank Hess, hijo de David Hess, dijo no estar enterado de que alguna parte del lote aún permanecía a nombre de su familia.

Se sabe que el 26 de julio de 1922 se instalaron los mosaicos. Un artículo de The New York Times al día siguiente informó que el triángulo había sido “valuado en los libros de impuestos en US $ 100”, presumiblemente en referencia a la factura fiscal anual de la propiedad.

La familia Hess se negó a donar el pequeño trozo de tierra que quedaba de su parcela, e insistió en que nunca se utilice para fines públicos (Olivier Guiberteau /)

Después de visitar el lote, Frank negoció un contrato de arrendamiento con la tienda de cigarros que incluía el requisito de que la parcela fuera de marcada como propiedad privada.

El “Triángulo de Hess” se vendió finalmente a Village Cigars en 1938 por US $ 1000 (que, después de ajustarse a inflación, equivaldría a alrededor de US $ 17.500 en la actualidad) , y se ha conservado tal como estaba desde entonces.

Más de 80 años después, los hechos de este cuento han empezado a desdibujarse.

Algunas versiones dicen erróneamente que el mismo David Hess luchó contra el gobierno de la ciudad de Nueva York.

Sin embargo, el “Triángulo de Hess” ha evolucionado más allá de su origen y se ha convertido en un símbolo de rebelión, que, según Berman califica de “emblemático” porque “una persona común desafió al gobierno local y, de una manera, ganó ”.

Infocom.ar, con información de BBC Mundo y La Nación

Internacionales

(VIDEO) Impresionante: mató a su compañero de trabajo a garrafazos en la cabeza

PERÚ – El autor del demencial ataque continúa detenido. Un perito forense de Lima establecerá el perfil psicológico del autor del crimen.

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ATENCIÓN IMÁGENES SENSIBLES

09 SEP – AYACUCHO – El testimonio de Rafael Vilcatoma Arone, el sujeto mató a su compañero de trabajo tras golpearlo varias veces con un balón de gas en la cabeza, fue difundido por el noticiero América Noticias.

El salvaje crimen ocurrió en Ayacucho (Perú) y quedó registrado por una cámara de seguridad instalada en el local. En el video se escucha al autor del crimen de Abraham Lucano Huarcaya que responde incoherencias y utiliza el personaje ficticio de una película de terror para justificar su violento actuar.

O sea yo estuve trabajando allí tranquilo arreglando allí los estos [balones de gas], y de allí ya no era yo, de allí era ya ‘Chucky’ […] Yo no sé por qué le he pegado”, dijo Vilcatoma a los policías en la comisaría.

No sé, nada más yo estuve allí trabajando tranquilo y de ahí ya no he sido yo. Era ‘Chucky’ ya. Yo no he sido. ‘Chucky’ no responde ni ha hablado”, agregó el sujeto.

Según la dueña de la distribuidora de gas, Rafael Vilcatoma es un hombre “muy callado” y lo contrató hace un par de semanas. En tanto, el hombre asesinado Abraham Lucano había cumplido ocho días laborando en ese local.

Un perito forense de Lima llegará a Ayacucho para establecer el perfil psicológico de Rafael Vilcatoma Arone y determinar que con sus respuestas finge estar demente para atenuar la pena que le corresponde.

Los agentes de la División Criminal de Ayacucho encontraron en la vivienda de Vilcatoma Arone las prendas de vestir con sangre. El cuerpo del hombre asesinado permanece en la morgue a la espera de familiares procedentes de Lima e Ica.

El crimen

El demencial crimen quedó registrado por una cámara de seguridad instalada en el centro de labores de ambos. América Noticias indicó que el homicidio sucedió el martes, 6 de setiembre, al interior de una distribuidora de gas en la ciudad de Ayacucho. Allí se encontraba Rafael Vilcatoma Arone junto a su compañero Abraham Lucano Huarcaya.

Ambos trabajaban etiquetando y acomodando los balones de gas vacíos, sin embargo, cuando Abraham Lucano se agachó para realizar unos apuntes, Rafael Vilcatoma lo golpeó en la cabeza con un balón.

VIDEO:

El ataque provocó que la víctima termine inconsciente y tendida en el suelo. Al ver esto, Rafael Vilcatoma volvió a coger el balón de gas y lo lanzó varias veces sobre el rostro de su compañero.

Esto le provocó la muerte al trabajador, mientras que su asesino huyó del lugar. La Policía capturó al criminal en tiempo récord y lo llevó a una comisaría.-

Fte: elcomercio

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