@RicardoDeLuca | De la redacción de Infocom.ar

17 de abril – 2024 – En el presente análisis, se abordarán los efectos tangibles y cuantificables de la inseguridad. A través de la observación de cambios en los comportamientos y dinámicas sociales, se pretende ofrecer una visión de los impactos generados por este fenómeno (con algunos destellos de ironía).

En primer lugar, se destaca el notable incremento en las medidas de seguridad adoptadas por los residentes, comerciantes y empresarios. Según datos recopilados por el Instituto de Estadísticas de La Matanza, se ha registrado un aumento del 35% en la instalación de sistemas de alarma y del 42% en la colocación de rejas en viviendas y establecimientos comerciales en los últimos tres años. Esta tendencia sugiere una respuesta proactiva de la población ante la percepción de amenazas a su seguridad personal y patrimonial.

Un nuevo paradigma social

La inseguridad nos ha traido la actitud de mirarnos con recelo, desconfiando hasta de nuestra propia sombra. Un saludo cordial en la calle ha sido reemplazado por una mirada furtiva, una sonrisa por un gesto de desconfianza.

Nos hemos convertido en expertos en el arte de la sospecha, analizando cada gesto, cada movimiento cual guerrero Ninja, buscando el peligro donde antes solo existía la amabilidad.

Asimismo, se observa una reconfiguración de los patrones de movilidad y de horarios dentro del partido. Un análisis de la Dirección de Tránsito de La Matanza revela una disminución del 15% en el flujo vehicular durante las horas nocturnas, atribuible en gran medida a la preferencia de los ciudadanos por evitar desplazamientos en horarios de baja visibilidad, considerados de mayor riesgo.

Bienvenidos a la era de la inseguridad, donde el peligro acecha en cada esquina y la paranoia está de moda.

En el ámbito comercial, se evidencia un cambio significativo en las prácticas de operación de los negocios. Según un estudio llevado a cabo por la Cámara de Comercio de La Matanza, más del 60% de los establecimientos han modificado sus horarios de atención al público, adelantando el cierre de sus puertas en un promedio de dos horas.

Esta medida, aunque destinada a mitigar posibles incidentes, ha generado una reducción del 12% en los ingresos comerciales, afectando negativamente la economía local.

Cambios de horarios y estrategias de supervivencia

La inseguridad nos ha vuelto más precavidos, modificando nuestros hábitos para adaptarnos a su nuevo orden. Ya no salimos solos de noche, ni siquiera a la esquina. Las calles se han convertido en un campo minado que debemos sortear con cautela. Hemos desarrollado estrategias de supervivencia, aprendiendo a caminar con la mirada fija en el frente, a evitar calles oscuras y a llevar siempre nuestro teléfono en la mano, listo para la batalla.

Gracias a la inseguridad, ahora puedes disfrutar de la adrenalina de mirar a tu compañero de viaje con recelo, preguntándote si será él quien te asalte, apenas bajes en tu parada.

Por otro lado, es importante destacar el surgimiento de actividades delictivas vinculadas a la corrupción y al crimen organizado como una consecuencia indirecta de la inseguridad. Datos proporcionados por una fuente de la Fiscalía General de La Matanza señalan un aumento del 20% en las denuncias por casos de cohecho y extorsión en el último año, reflejando la vulnerabilidad de ciertos sectores ante prácticas delictivas.

Fortalecimiento de la industria

La inseguridad ha impulsado un boom en la industria de la seguridad. Alarmas, rejas, cámaras de vigilancia, cerraduras blindadas, instaladores, empresas de vigilancia… el mercado se ha inundado de productos y servicios que prometen protegernos de los malhechores.

Los negocios de seguridad privada florecen, mientras que los herreros y cerrajeros no dan abasto con la demanda. La inseguridad, sin duda, ha generado un gran nicho de mercado.

Oportunidades para la corrupción

Y no podemos olvidar los «beneficios colaterales» que la inseguridad trae consigo. Ha creado un caldo de cultivo ideal para la corrupción, donde autoridades policiales y judiciales, políticos y delincuentes se unen en una danza macabra para sacar provecho del miedo y la desesperación de la población.

Sobornos, extorsiones, tráfico de influencias… la lista de delitos es interminable. La inseguridad, sin duda, ha abierto las puertas a un mundo de posibilidades para los más corruptos.

A pesar de este panorama desafiante, es fundamental resaltar el compromiso y la resiliencia de la comunidad. La colaboración entre vecinos, la creación de grupos de Whatsapp, la implementación de programas de prevención del delito y el fortalecimiento de las instituciones de seguridad representan pasos significativos hacia la construcción de un entorno más seguro para todos los habitantes.

Conclusiones

En resumen, la inseguridad presenta desafíos significativos, pero también ofrece oportunidades para desarrollar estrategias efectivas y colaborativas. El análisis de estos datos proporciona una base sólida para la formulación de políticas públicas y la implementación de medidas concretas para abordar este problema de manera efectiva.-

Infocom La Matanza